Esta obra profundiza en el derecho fundamental del investigado a no ser obligado o inducido a declarar contra sí mismo. El autor sostiene que este derecho se cimienta en la dignidad humana y en la necesidad de eliminar cualquier instrumentalización en la búsqueda de la verdad, reafirmando la invalidez probatoria de las declaraciones obtenidas bajo coacción.
El libro ofrece un tratamiento integral de la declaración del imputado, explorando a fondo el contenido y alcance de su derecho a declarar con libertad. Se establece que este derecho es una manifestación tanto de la presunción de inocencia como del derecho a guardar silencio, elementos esenciales de la defensa en un proceso penal. La combinación de estos derechos (a declarar libremente y a guardar silencio) conforma lo que la doctrina procesal penal denomina el derecho del imputado a no ser obligado o inducido a declarar contra sí mismo.