El avance tecnológico ha transformado la sociedad y ha generado nuevas formas de criminalidad. La teoría del delito tradicional no ha logrado adaptarse a estos ciberdelitos, creando un desfase entre la criminalidad digital y la respuesta del derecho penal.
Este libro analiza cómo la teoría del delito puede y debe evolucionar para abordar los desafíos de la cibercriminalidad, repensando conceptos como acción, tipicidad y culpabilidad a la luz de un espacio que, aunque virtual, es jurídicamente relevante.